En alguna ocasión, creyó darse cuenta mientras
azotaba a un peón, en la parte exterior de la
iglesia de los Agustinos, que la imagen del Cristo
la miraba tristemente, aunque cambiase ella de
lugar, creyó que la imagen la seguía.
Contrariadapor tal situación ordenó que la
imagen fuera lanzada por una ventana o
que fuera retirada de su vista, por que
"no soportaba a hombres
que le pusieran mala cara en su propia casa".
Los monjes optaron por recoger la imagen y
colocarla en una sala secundaría de la iglesia.
El 13 de mayo de 1647,a sus 43 años, estando
ella en Santiago fue testigo del violento
terremoto nocturno que destruyó gran parte de la
ciudad y que según la leyenda , las hermanas de
los Ríos y Lisperguer se refugiaron en la iglesia
de los Agustinos, propiedad de los Lísperguer,
donde había un Cristo de madera de data muy
antigua, Catalina quien habría proferido insultos y
hecho tirar a la deidad tiempo atrás porque pensó
que la miraba mientras azotaba esclavos, estaba
en el ala donde se refugiaron.
Ella fue testigo cuando se le cayó la corona al
cuello sin que fuese posible explicarlo y además
fue la única pared la que no se vino abajo,
protegiendo a las hermanas. Catalina nunca
olvidó este episodio. Además se le cumplió una
manda de que si ella era salvada de la prisión, le
haría honrar con velas. Ella cumplió esta manda.
